
HISTORIA DE FUNDACIÓN DEINCLUSIVO
Una vivencia real convertida en causa colectiva.
Fundación DEINCLUSIVO no nació de una idea espontánea, sino de una vivencia real, profunda y transformadora. Su fundador, Ignacio Llanos Moscoso, vivió en carne propia las brechas, el abandono y las barreras invisibles que enfrentan muchas familias en Chile al criar a un niño con Condición del Espectro Autista (CEA). Durante cinco años, acompañó como padrastro el desarrollo de Benjamín —desde el vientre materno hasta su diagnóstico categoría 3— enfrentando un sistema que parecía no estar preparado para acoger ni acompañar.
Sin redes de apoyo, sin una estructura pública efectiva y con escasos recursos disponibles, Ignacio decidió no rendirse. Lo que comenzó como un acto de supervivencia familiar se transformó, con el tiempo, en una convicción firme: ninguna familia debía pasar sola por este camino.
A lo largo de este proceso, Ignacio vivió experiencias que no solo transformaron profundamente su manera de pensar, sino que cambiaron por completo su percepción de la vida. Fue testigo directo de una realidad distinta a la que muchos imaginan, donde la indiferencia institucional y la falta de apoyo son parte del día a día de cientos de familias. Comprendió que no basta con empatizar: hay que actuar con firmeza, compromiso y coherencia en cada acción.
Este cambio de visión marcó un antes y un después: el autismo no debía ser abordado como una discapacidad, sino como una condición que exige respeto, conocimiento y acción responsable. La seriedad con la que decidió tratar esta causa fue clave para sostener el proyecto incluso en los momentos más difíciles.
En la etapa final de este proceso, Ignacio recibió una orientación clave de Eve Aguilera Nilo, trabajadora social, cuyo apoyo técnico el 12 de octubre de 2024, permitió estructurar con claridad y solidez los últimos detalles del proyecto. Gracias a esa intervención, se consolidó una visión integral: no solo construir una fundación, sino transformar la manera en que la sociedad entiende y responde al autismo.
La propuesta de convertir este proyecto en una fundación formal fue impulsada por el concejal de Arica, Maximiliano Manríquez Pérez (período 2024-2028), quien reconoció su potencial transformador y brindó el respaldo necesario para su institucionalización.
Tras cuatro años de trabajo persistente y profundamente comprometido, Ignacio dio vida a Fundación DEINCLUSIVO como una organización sin fines de lucro, comunitaria, territorial y solidaria, pensada para llegar a quienes más lo necesitan, incluso en los rincones más apartados del país. A pesar de los desafíos, los rechazos y las puertas cerradas, se mantuvo firme, marcando límites claros con una sola certeza en el corazón: esto merecía seguir adelante, sin rendirse jamás.
Hoy, Fundación DEINCLUSIVO representa esa fuerza que nace del amor, la lucha y la transformación personal, y se convierte en acción colectiva. Es un testimonio vivo de que sí es posible crear nuevas formas de inclusión, desde abajo, desde la experiencia real, con convicción, y con el mensaje claro de que el autismo no limita los sueños —lo que los limita es la falta de comprensión, apoyo y oportunidades.
Y aunque caí mil veces, aprendí con quiénes realmente podía contar. Fallé miles de veces, pero fracasar nunca fue una opción. Todo esto lo levanté solo, paso a paso, con la certeza de que no podía volver atrás si ya había comenzado el camino aquel 22 de abril de 2021. Porque todo lo que hoy existe en esta Fundación es el reflejo de esas caídas, de cada tropiezo convertido en aprendizaje, y de la convicción de que cada falla tras falla me enseñó a construir lo que ahora se sostiene en pie para transformar la vida de otros.
PREGUNTAS FRECUENTES
Porque cada niño, niña y adolescente con CEA merece crecer en una sociedad que los respete, comprenda y acompañe en su desarrollo. Apoyarlos no es solo una acción solidaria, es un acto de justicia. Muchas familias enfrentan este camino en soledad, sin redes ni herramientas, y cada gesto de apoyo puede marcar la diferencia entre la exclusión y la posibilidad real de una vida digna, plena y feliz. Apostar por ellos y ellas es apostar por un país más humano, inclusivo y consciente.
La verdadera intención no es solo crear una fundación, sino transformar una realidad. Fundación DEINCLUSIVO nace desde la experiencia, no desde la teoría. Busca cambiar el modo en que la sociedad mira el autismo: no como una carga, sino como una condición que merece respeto, acción y compromiso. La intención es construir una red viva de apoyo, inclusión y dignidad, para que ninguna familia vuelva a sentirse sola. Es convertir el dolor en fuerza, y la experiencia en esperanza.
Porque este proyecto no nació desde la comodidad ni desde una idea espontánea, sino desde una vivencia real, intensa y profundamente desafiante. Durante los primeros tres años lo enfrenté completamente solo, en medio de un sistema lleno de burocracia, desinformación y abandono. Fueron años donde todo dio bote: las puertas se cerraban, los recursos no existían y las fuerzas a veces no alcanzaban. Viví circunstancias que me llevaron al extremo, sin redes ni apoyos institucionales, solo con la convicción de que esto tenía que salir adelante. El proceso fue lento porque no se trataba de improvisar, sino de construir algo coherente, sólido y humano.
Y por sobre todo, porque cada paso, cada obstáculo y cada caída demostraron algo fundamental: que el amor que me movía era —y sigue siendo— incondicional hacia ese niño… aunque hoy solo lo lleve en mis recuerdos, en mis sueños y en lo más profundo del corazón.
Los resultados no siempre están en cifras frías, sino en los cambios reales que viven las personas. Se ven en una familia que ya no está sola, en un niño o niña con CEA que accede a espacios donde antes no era bienvenido, en comunidades que aprenden a incluir y a cuidar. Cada proyecto implementado, cada red de apoyo creada y cada territorio que se moviliza es una prueba concreta de que esto funciona.
Nosotros no esperamos oportunidades, las buscamos y creamos, porque esperar es renunciar a avanzar. Por eso transformamos el dolor en acción, y damos vida a la esperanza en los rincones donde antes solo había silencio.
